Sandra Gamez (46) es la mamá de Lucas Lencina (22), víctima de un conductor que manejaba un auto del que no era titular ni tenía seguro.
La Justicia de Santa Cruz sobreseyó al imputado por el paso del tiempo. La mujer denuncia que se perdieron pruebas y hubo errores en informes clave.
"Mi hijo me hizo la madre más orgullosa del mundo, con apenas 22 años me dio todas las satisfacciones que puede pedir una mamá... sólo le faltó dejarme un nieto. Pero por ese amor inmenso, me prometí que lucharé hasta mis últimos días para que se lo respete como persona, algo que no sucede desde 2015. No puedo permitir que una Justicia negligente, inepta y por momentos amateur archive la causa, la encajone... y que aquí no ha pasado nada. De ninguna manera, mi hijo murió, lo mató una persona que con su auto hizo una maniobra imprudente".
Inclaudicable, Sandra Gamez (46) habla con Clarín y machaca una y otra vez sobre lo mismo: lograr que la Justicia se expida con una sentencia sobre la culpabilidad o no de un conductor que chocó a su hijo, que manejaba una moto, y provocó su muerte inmediata .
"Pasaron nueve años y yo no voy a dar el brazo a torcer, algo que está más que claro y lo saben el juez, la fiscal y todos los miembros de la Justicia que, directa o indirectamente, está ligada a la causa de mi hijo". Víctima de una mala maniobra, Lucas Lencina murió el 20 de diciembre de 2015, en El Calafate, provincia de Santa Cruz, donde vivía hacía dos años. La Justicia no halló culpable a Justo José Romero (65), quien manejaba un vehículo del que no era titular ni tenía seguro, y determinó prescribir la causa.
Esta decisión, ocurrida a mediados de este año, provocó la indignación de Gamez, una empleada administrativa que vive en La Plata, y quien desde 2015 debe haber viajado unas cuarenta veces a El Calafate.
"No sólo las tripas y un mar de lágrimas dejé en cada viaje, también una fortuna, porque vivo a 3.000 kilómetros y la Justicia, que hizo todo mal, se aprovechó de eso, de la distancia para hacer lo que se le canta. Sólo entre 2016 y 2020, cuando llegó la pandemia, viajé seis veces por año", cuenta.
Desde hace unos meses, agobiada por el extenso camino recorrido y angustiada por la falta de respuestas y, especialmente, por la posibilidad de que la muerte de Lucas no halle responsables, Sandra decidió recurrir a los medios y contar su historia.
"Está comprobada por el Tribunal Superior de Justicia de Río Gallegos la cantidad de irregularidades que se cometieron en estos nueve años", afirma. Sin embargo, la Cámara Criminal, en un fallo dividido (2 a 1), falló por la prescripción de la causa en noviembre de 2023, decisión que fue avalada por la fiscal María Verónica Zuvic.
Enterada del curso que tomaba la causa de su hijo, Sandra pegó el grito en el cielo. "Cuando me enteré, a mediados de este año, decidí apelar y, en un fallo dividido, la Cámara en lo Criminal volvió a declarar la prescripción de la acción penal, sobreseyendo a (Justo José) Romero: los jueces Jorge Yance y María Alejandra Vila votaron a favor de la prescripción y Joaquín Cabral en contra", relata.
Y agrega: "En esta instancia, a través de mi representante Emilio Monzón, presenté un recurso de Casación, el cual se hizo lugar y ahora se encuentra en el Tribunal Superior de Justicia. Me dijeron que habría una resolución antes de fin de año".
Conmueve el empuje de Sandra, que tiene otro hijo, Bautista, y está separada del padre de Lucas. "La Justicia no entiende que detrás de cada expediente hay una persona, en este caso está mi hijo y tiene que responder en consecuencia. Pasaron nueve años, perdón que insista... Es un montón, es una vida y se han perdido pruebas como la muestra de sangre del imputado, hubo inexplicables demoras en la ampliación de la declaración de una testigo clave, además de errores de redacción en informes cruciales para la causa... Sólo se decidió proteger al autor material de la muerte de mi hijo porque vive en El Calafate".
Cuando cuenta a su entorno sobre cómo procedió la Justicia, sus cercanos no dudan que se "actuó con desidia e ineptitud de manera deliberada", mientas que la propia madre de Lucas está convencida de que "la Justicia está llena de gente no apta para ser funcionaria pública. No están capacitados para un rol tan importante y no dimensionan ni tienen noción de lo crucial que es su trabajo".
Cautivado por un primo, Lucas había viajado a El Calafate deseoso de experimentar y disfrutar de la libertad. Aterrizó con un trabajo en blanco en el bar temático Alvarez y Borges, donde trabajó hasta su último día. Pasadas las ocho y media de la noche de aquel 20 de diciembre de 2015, retornaba a su casa que alquilaba, a bordo de su moto.
Conducía por la margen izquierda de la Av. Libertador, a la altura del conocido Hotel Mirador del Lago. En ese instante un hombre, el mencionado Justo José Romero, que estaba estacionado sobre la derecha, acelera -en el mismo sentido en el que iba Lucas- y gira en U, con lo cual el joven no puede frenar, golpeó el coche y cayó lejos, golpeando su tórax contra un poste de luz. Murió al instante.
Sandra insiste con palabras como negligencia, desidia, ineptitud y falta total de empatía. "La fiscal, de manera sorpresiva, avaló la prescripción sólo por el paso del tiempo sin tener en cuenta las graves faltas cometidas en la investigación y sin tener en cuenta que hubo una pandemia en el medio. La persona que manejaba el auto (Romero), que fue sobreseído por la Cámara en lo Criminal, nunca se comunicó conmigo y tampoco declaró jamás. Y encima, por lo que me dijeron, después del accidente, él se quiso ir, pero lo detuvieron los testigos".
Después de tantos años de una denodada lucha, Sandra entendió que "sería importante darle visibilidad mediática al caso, algo que durante ocho años y medio no hice. Creo que lo que más le molesta a la Justicia es estar en la mira de los medios y en boca de la gente, porque si algo quieren el juez Carlos Narvarte y la fiscal Zuvic (hermana de la diputada nacional Mariana Zuvic) es sacarse de encima esta causa, hacerla desaparecer".
Estuvo a principios de octubre Sandra, decidida a mostrarse y que los medios no dejen morir la noticia. "Fui a El Calafate a poner en condiciones el altar, porque hay dos plantitas que han crecido demasiado e hice un poco de orden... Y después estuve en Río Gallegos, donde me presenté ante el secretario penal del Tribunal Superior de Justicia, Fernando Costabel. Fue sincero y me dijo que es difícil que se revierta el fallo, pero que iba a hacer lo posible para demostrarles a los cinco jueces que deben resolver, todos los horrores cometidos en la investigación".
Se distiende un poco Sandra, que maneja con mucha autoridad cada uno de los pasos de la investigación. Ahora se permite hablar de Lucas, de su Negrito. "Lo extraño tanto, fue un pibe maravilloso, un malcriado total, sobreprotegido, claro, estuvo diez años solo hasta que llegó su hermano. Y cuando me vino que quería irse a El Calafate, donde estaba su primo, al principio lo saqué carpiendo, hasta que después entendí que tenía que hacer su vida. Tenía que volar y encontrar la libertad. Hay una edad en la que ya no podés hacer demasiado. Todo el tiempo me pregunto ¿Qué sería del Negro, hoy?".
Fuente: Clarin