Misiones, Tuesday 25 de October de 2011

Los primeros días de diciembre se exhibirá su obra en el Centro del Conocimiento. Video con anecdotario y colección de objetos

 

“El artista Floriano Mandové Pedrozo tendrá su homenaje en el Centro del Conocimiento”, así lo anunció ayer el pintor Bernardo Neumann, del Centro de Arte y Comunicación de dicha institución cultural. 
“Queremos hacerle un verdadero homenaje a este artista misionero tan querido; adelantó Neumann, y exponer parte de sus grafitos, sus famosas tintas y acuarelas y los menos conocidos, sus  óleos de la primera época”, agregó. 
“Creemos que Mandové ha aportado muchísimo al arte misionero, valoró Neumann, y por eso es un deber reconocerlo a casi cinco años de su partida. Estamos recolectando datos, ubicando sus cuadros y láminas, sus tallas y objetos de su taller, anécdotas de sus  amigos de la vida y colegas, que difundiremos a través de un video. La muestra se inaugurará durante los primeros días de diciembre”.    

 

Pinceles populares
Mandové tuvo destacada actividad profesional en El Territorio, que publicaba cada domingo ilustraciones de su autoría, y en cuyas páginas ha quedado impresa gran parte de su obra (dibujos y acuarelas) ya que teniendo en cuenta que hacia 1992 Mandové enseñaba dibujo y producía más de 500 láminas por año, muchos de sus trabajos se han diseminado por toda la provincia. 
El primer dibujo de Mandové para El Territorio apareció en el suplemento La Revista del 20 de diciembre de 1992, y desde entonces se anudó una serie ininterrumpida hasta el 12 de marzo de 1995. 
En este primer período Mandové homenajeó entrañables personajes misioneros y regionales entre los que se destacan músicos populares como Ricardo Ojeda, Ernesto Montiel, Tarragó Ros, Isaco Abitbol, y Tránsito Cocomarola, mechando sus tintas con temas asociados a relatos de los escritores Carlos Morgenstern y Pedro Abdón Fernández o a poemas de Salvador Lentini Fraga y Julián Zini. Por su producción recibió el Arandú en 1993. 
Mandové volvió a ilustrar El Territorio de los domingos en diciembre de 2006 y sus tintas aparecieron hasta enero de 2007, (cuando se enfermó) ocupando íntegramente la Página Dos, comentadas por el columnista Aguará-í. Entre ambos períodos (1992-1995 y 2006-2007) suman más de un centenar sus ilustraciones en este medio, de todo tamaño y género. Asimismo integró en el 2005 y 2006, junto a otros artistas convocados por el diario, el equipo de ilustradores para las ediciones fasciculares de El Quijote de Miguel de Cervantes y el Martín Fierro de José Hernández.

 

La ciudad, su sala de exposición
Su vasta obra se ha diseminado también, curiosamente, por los lugares que él frecuentaba en la ciudad: el bar Español, por ejemplo,exhibe en sus murosuna docena de tintas y entre ellas un óleo (de paisaje ribereño); pueden verse aún acuarelas originales y reproducciones suyas en comercios posadeños; en el Hotel Horiansky; y sus murales relucen en el City Hotel frente a la Plaza 9 de julio y en el estacionamiento de Bolívar casi Buenos Aires. 
Mandové trabajó también la arcilla moldeando pequeñas esculturas tradicionalistas y supo dejar su impronta en el lejano Puerto Sánchez, sobre el río Uruguay. Una sala del Museo Yaparí y otra del Concejo Deliberante llevan su nombre, como así también una sala de teatro independiente. 
Más allá del Itaembé miní se han colgado cuadros suyos en distintos comercios de Virasoro y asimismo se exponen en la Casa de la Cultura de dicha localidad correntina.

 

Hombre-artista
Su estilo de vida, alejado de todo formalismo, definido como bohemio, recordado por su solidaridad y bonhomía, le dio cierta aura de personaje anti-social que sin embargo no logra opacar su ideología artística: Mandové reflejó para siempre rostros, gestos y actitudes sufridas de hombres, mujeres y "mitaí" de las clases bajas, de oficios extinguidos, habitantes ribereños y recordados personajes urbanos integrándolos a la sociedad de los años 60 y 70. Se ha dicho de él que “como Evaristo Carriego llevó el barrio al poema moderno, o como Quinquela Martín llevó al obrero portuario al óleo, Mandové supo interpretar, gracias a su sensibilidad, personajes marginales llevándolos a la lámina, con trazos que sintetizan con su simpleza su arte y percepción”.