Misiones, Tuesday 31 de August de 2021

Cuando hablamos de los residuos sólidos que genera una ciudad podemos, básicamente, dividirlos en tres grandes grupos: domiciliarios, patógenos y las pilas. Cada uno de estos grupos tiene un tratamiento muy diferente. Todo este entramado es conocido como GIRSU, por sus siglas Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos.  

Actualmente, la tendencia es reducir al mínimo el residuo domiciliario que se envía a los rellenos sanitarios. Una persona en nuestra región, genera en promedio un kilo de basura por día, y si empezamos a revisar lo que tiramos en nuestras casas, nos vamos a encontrar que mucho de eso puede ser reciclado y otro tanto puede ser aprovechado para hacer compostaje. 

Es muy importante que en cada hogar empecemos a separar la basura, lo que los expertos llaman separación en origen, y no es ni mas ni menos que tener dos cestos: uno para la basura convencional y otro -generalmente de color verde- para tirar papel, cartón, vidrio, plásticos y metales como el aluminio. Según informa ONU Medio Ambiente, la mitad de nuestra basura es inorgánica, es decir que no se descompone.  

Lo que juntamos en el cesto verde tiene una logística diferenciada, puede ser en los contenedores propios o días específicos de recolección, en los que serán llevados a Centros de separación de residuos. Allí, personal capacitado y de manera formal realizará lo que antes hacían cartoneros o botelleros, pero ahora de una manera más adecuada. Allí podrán juntar todo el material y acopiarlo debidamente para luego venderlo por peso, generalmente como cooperativas. 

En el caso del compost, la yerba usada, las cáscaras de frutas, pedazos de verduras, o hasta la borra del café pueden servir para que por un proceso de descomposición y mucho trabajo de las lombrices se genere un fertilizante o abono natural muy efectivo. 

Una regla para memorizar fácilmente todo esto es la de las 3R. Reducir la basura, reciclar lo que separamos en el cesto verde y reutilizar la mayor cantidad de veces posible los objetos cotidianos. Un ejemplo claro sobre reutilizar puede ser la indumentaria o la basura electrónica que se puede reparar y a otras personas les puede servir.  

Si separamos, compostamos y reutilizamos, finalmente los residuos que generaremos desde nuestro hogar serán mínimos.  

Todas estas acciones pueden ser fortalecidas desde el estado, ya que analizando detenidamente aquello que no podemos separar, reciclar o reutilizar, se pueden generar políticas que obliguen por ejemplo a los fabricantes a cambiar la manera de envasar sus productos. Así, nuestra basura ira paulatinamente reduciéndose hasta llegar a ser prácticamente a cero.  

En definitiva, de eso se trata la economía circular, buscar la manera de que lo que hoy nos parece basura vuelva para atrás al punto donde pueda seguir siendo útil para nosotros y para no contaminar el planeta.  

 

Por Arq. Eduardo Saldivia, autor del libro GREEN IS MORE.