Misiones, Wednesday 21 de September de 2011

El Pelado -como le decían en el barrio- tenía once años la mañana fatal en que activó con sus manos una bomba casera. Berta Volkmer, su madre reclamó justicia por el crimen que conmovió al país en 1998

La trágica mañana del 15 de octubre de 1998, un cobarde atentado sacudió a El Alcázar.  Jorge Daniel Brítez, el Pelado, como lo llamaban en el barrio falleció al detonar con sus manos una bomba casera colocada en la vereda, frente a la casa del médico local, Hugo Salazar del Risco.
El chico de once años iba camino a la escuela con su compañero Maximiliano Piris, se toparon con el explosivo, el Pelado vio la caja y al tocarla la activó. Maximiliano estaba a un metro por lo que salvó su vida de milagro.
El crimen del Pelado que cumpliría 23 años el 31 de octubre, sigue impune. El año pasado, la Justicia peruana volvió a rechazar el pedido de la Justicia argentina de extraditar al principal sospechoso por la muerte del chico, el médico Salazar del Risco, que fue absuelto por la Justicia misionera en un primer juicio.
En el 2000, el Tribunal Penal 1 de Posadas absolvió a Salazar del Risco con el fundamento de que las pruebas halladas no eran suficientes para condenarlo. Después el Superior Tribunal de Justicia anuló el fallo y ordenó la realización de otro juicio, pero la posibilidad se diluye ante la negativa de Perú de extraditar al médico.
La familia Brítez vive en la misma casa donde despidieron al Pelado, contaron que las autoridades se olvidaron de ellos pero que no pierden la esperanza de que un día se haga justicia. 
“Nunca antes y nunca más pasó una tragedia tan grande en este pueblo pobre pero tranquilo, los vecinos no se olvidan, nadie se olvida de que la muerte del Pelado no tiene Justicia”, dijo Berta Volkmer (42), madre de Jorge, en entrevista con El Territorio.
Sin embargo relató que ya nadie ni los medios, ni las organizaciones de Derechos Humanos, ni la Justicia los llama. “No pierdo la esperanza de que un día alguien venga y me diga que el asesino de mi hijo está preso, pero es muy difícil, tengo entendido que al médico no lo pueden traer, que está en Perú y está en libertad”, apuntó Berta.
En la charla, la mujer dejó ver que en El Alcázar la herida de la impunidad no cierra.
“Entiendo que todos en Posadas se olviden, porque pasó mucho tiempo, pero yo no me puedo olvidar de mi hijo”.
El matrimonio de trabajadores debe afrontar un costoso tratamiento de una de sus hijas con hidrocefalia y Berta relató que Piris, el joven que sobrevivió a la explosión “no tuvo ayuda de las autoridades, él trabaja en el monte y no quedó bien, sus padres procuraron mucho por él pero son humildes, con la mamá de él siempre hablo, somos vecinas”.
Berta está segura de que fue el médico el autor de la bomba, “en el pueblo no hay otra persona capaz de hacer eso, en todos estos años escuché relatos que apuntan al médico, los testigos las pruebas lo incriminan”.
La casa del médico cambió de dueño, funcionan una iglesia evangélica y una tienda de ropas en alquiler. “Frente a la casa donde me lo mataron está un altar, ahí le ponemos flores y lo recordamos cada aniversario”.

 

¿Escuchó la explosión esa mañana, se enteró rápido de lo que le ocurrió a su hijo?
Yo recién tenía mi hija, así que estaba haciendo reposo, escuché la explosión y pensé que era la llanta de un camión que se rompió, como sabían que yo estaba delicada todavía, fueron a buscar a Toto (el marido y padre del Pelado) al trabajo al aserradero, después me avisaron, fue un dolor tan grande. 

 

¿Lo recuerdan seguido?
Siempre hablamos del Pelado tiene dos hermanitos que no llegó a conocer, ellos le conocen porque no les escondemos nada. Con el caso Candela volví a recordar todo y a ponerme triste, me puse en el lugar de esa familia que perdió su criatura. Ahora cuando llegaron ustedes (El Territorio) yo pensaba que me trajeron una novedad. Nunca pierdo la esperanza aunque perdimos un poco la fe en las autoridades.

En su reclamo de justicia fueron acompañados por la monja Martha Pelloni, por la comunidad y por otras familias de víctimas impunes
Primero estuvimos muy acompañados, vino la fiscal (Liliana)  Picazo, estuvo la hermana Pelloni, después poco a poco se fue perdiendo todo eso, nadie llama más. Ahora lo recordamos al Pelado  con una misa. Hay muchas familias que están en nuestra misma situación pidiendo justicia. 

 

¿Cree posible que haya justicia para este caso?
Difícil ya pedir algo a la Justicia, uno dice no creo en la justicia, pero tampoco pierdo las esperanzas, sino no podría seguir adelante. A lo mejor un día se va a esclarecer, no pierdo la esperanza de que alguien venga y me diga está preso el asesino de tu hijo. Voy a seguir esperando que ese día llegue hasta que me muera.