Misiones, Saturday 11 de January de 2020

Una situación que preocupó y vivió en los últimos días a un grupo de deportistas del Club Náutico León Seró, que funciona en las esquinas de avenidas Urquiza y Tomas Guido de Posadas, a la vera del río Paraná.

En una de sus tradicionales actividades deportivas, Francisco Vázquez, presidente de la entidad, se encontró con unos diminutos animales prendidos a sus pies con la apariencia de pequeños parásitos.
“La semana pasada estaba dando clases en la Bahía El Brete, cerca de donde están los baños públicos. Y después que salimos del agua y miro mis pies tenía pegados unos gusanitos”, relató a El Territorio sobre la primera experiencia.
Se los sacó con la mano y “volví el lunes al mismo lugar en una embarcación y me volvió a pasar lo mismo, pero esta vez los cargamos en una botella y ante la duda pregunté qué eran a unos amigos que son genetistas y me dijeron que pueden ser sanguijuelas o parásitos”.
Contó que conservan los gusanos en el club a la espera de poder saber fehacientemente qué son. A su vez dijo que a simple vista “no me produjo ningún daño ni nada pero se me pegó en el pie y lo tuve que estirar para sacar”.
Alarmado por lo vivido, por los alumnos del club y la cantidad de gente que acude al sector de playas en época estival, espera poder contactarse con algún profesional o autoridades para despejar dudas sobre qué se trata.
“Parecen sanguijuelas, pero no estamos seguros porque nunca vimos esto y eso que siempre estamos en contacto con el agua. También nos mandaron un video que en el Pirá Pitá aparecieron unas sanguijuelas negras grandes”, comentó Vázquez.

Acudir al médico
Las sanguijuelas son una clase de anélidos casi siempre de agua dulce. Se alimentan principalmente de pequeños insectos, gusanos, crustáceos y renacuajos. Pero existe un pequeño número de especies de sanguijuelas hematófagas que se alimentan de la sangre de anfibios, aves, reptiles, peces y mamíferos.
Si uno está en el río, no existe una forma de evitar ser atacado por las sanguijuelas, explican los expertos en biología animal.
Por ese motivo, si bien no son peligrosos, hay que tener ciertos recaudos. Así, una vez observado el parásito posado sobre  nuestro cuerpo, al igual que ocurre con las garrapatas, puede ser muy peligroso arrancar a los animales sin ayuda médica, quedando alguna parte de su cuerpo en nuestro interior. 
Aunque el único problema derivado de su ataque es el pánico y temor, puesto que la cantidad de sangre que son capaces de succionar no es peligrosa ni para un niño.
A su vez, este tipo de animal de río no transmite enfermedades a través del contacto directo con una persona.