Cinco unidades sanitarias, cinco comisarías y tres paradores turísticos se edificaron bajo el paraguas Testa y dentro de la denominada arquitectura moderna.
El arquitecto Clorindo Testa hizo de su nombre una marca registrada. Con sus obras supo imprimir su sello en creaciones que todavía se mantienen en pie y son iconográficas en la ciudad de Buenos Aires: la Biblioteca Nacional, el Hospital Naval, el Banco de Londres (actual Hipotecario) o el Centro Cultural Recoleta se unen directamente a él. Sin embargo antes de ganar trascendencia nacional e internacional con la biblioteca del barrio de Recoleta dejó trece obras en Misiones siendo la tierra roja, después de Buenos Aires, una de las zonas del país con más edificios hechos por el arquitecto de origen italiano.
Apenas producida la provincialización de Misiones se convocó a concurso para construir infraestructura en el flamante estado provincial. Cinco unidades sanitarias, cinco comisarías y tres paradores turísticos se edificaron bajo el paraguas Testa y dentro de la denominada arquitectura moderna.
Por desidia o ignorancia del valor del conjunto arquitectónico varias de ellas fueron destruidas por distintas administraciones comunales. Sin embargo otras se mantienen en pie y ahora buscan ser recuperadas.
En ese contexto los arquitectos y docentes de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Santa Fe, Alina Bistoletti y Daniel Melgarejo, comenzaron en 2017 una serie de investigaciones en el marco de la cátedra ‘Historia de la Arquitectura Moderna en Misiones’ que dictan en esa casa de estudios. Recopilación de archivos y contactos directos con los herederos del estudio Testa en Buenos Aires fueron claves para poder identificar como de él las unidades sanitarias de Candelaria, que se creía demolida, y El Soberbio, donde funciona actualmente una oficina de Agricultura Familiar, en avenida San Martín y 9 de Julio. La certificación se hizo “con el dato de los concursos, viendo la documentación existente y verificando que en la realidad esas obras se corresponden con esa documentación”, comentó el docente y arquitecto Daniel Melgarejo.
“El estudio nos facilitó toda la planimetría original y fotos de las obras en construcción, entonces con toda esa información original lo que pudimos hacer fue cotejar lo que había con lo que teníamos ahí y así verificar que se trataba de lo mismo”, amplió Bistoletti.
Las obras tienen distintos estados de conservación y la de la antigua capital de Misiones está sobre la avenida principal de acceso, donde está el actual hospital, y absolutamente desconfigurada, por eso a simple vista cuesta reconocer su impronta. “En Candelaria el núcleo original del centro de salud era la obra de Clorindo Testa y a medida que se fue necesitando más espacio se fue adosando alrededor del edificio original todas las dependencias de lo que es el hospital ahora, entonces quedó oculta la unidad sanitaria dentro del hospital. Pero hay un montón de elementos que a partir de un funcionario municipal que identificó y supuso que era una obra de Testa y nos avisó, el arquitecto Alberto ‘Tito’ Solano, nos acercamos al municipio y efectivamente coinciden con los parámetros”, señaló Melgarejo.
“La unidad sanitaria quedó incluida en todo lo que es el actual hospital, que no solo no tuvo en cuenta la obra original sino que se fueron adosando partes, y hoy uno ve como una totalidad pero en realidad es una gran cantidad de partes donde quedó subsumida la obra original. Cuando fuimos a verla se nota que desde afuera está casi totalmente desconfigurada y cuando ingresás están los característicos arcos de la obra, los tensores que todavía están intactos y es una de las pocas que tiene aún el baño con los pisos y las ventilaciones originales”, dijo al respecto Bistoletti.
De inmediato los arquitectos tomaron contacto con el intendente Daniel Luna y el ministro de Salud, Walter Villalba, cartera de la que depende el nosocomio, para notificarlos y buscar avanzar en un marco normativo que proteja al edificio. La idea final es que el cuerpo deliberativo local pueda declarar a ese espacio como patrimonio.
“Y en el caso de El Soberbio ya hubo un contacto más profundo, dimos una charla en el Concejo Deliberante y a partir de esa charla se declaró el pasado 22 de mayo como patrimonio municipal el edificio, que es un paso muy importante, no suficiente, pero es clave para encarar más adelante trabajos de conservación. Además es un freno legal para cualquier intervención o demolición que se quiera hacer, eso lo impide”, afirmó Melgarejo.
Los efectores de salud que edificó Testa fueron resueltos en una sola planta y con tres módulos que albergaban la sala de espera, consultorios e internación y el sector de personal, con un pequeño módulo de archivo en la parte posterior.
Testa y equipo tomaron como referencia las obras pertenecientes al maestro suizo Le Corbusier, uno de los arquitectos modernos más influyentes del siglo XX por diseños como la Maisons Jaoul (1951-54), en las afueras de París. Es notoria la contemporaneidad entre estas dos construcciones, lo que permite ubicar las de Misiones en un contexto más global.
"En El Soberbio hubo un contacto más profundo, dimos una charla en el Concejo y a partir de esa charla se declaró como patrimonio el antiguo efector de salud"
Daniel Melgarejo. Arquitecto y docente
"En Candelaria están los característicos arcos y los tensores todavía están intactos; es una de las pocas unidades sanitarias que tiene el baño con los pisos y las ventilaciones originales"
Alina Bistoletti. Arquitecta y docente
El sello distintivo del creador A partir de los concursos que lanzó Misiones para construir infraestructura, Clorindo Testa ganó el primer lugar para hacer cinco unidades sanitarias en Candelaria (actual hospital), El Soberbio (actual oficina de Agricultura Familiar), Posadas (actual Caps odontológico de Villa Sarita), Panambí (aún funciona como Caps) y San Antonio (demolido); cinco comisarías en Santo Pipó, Puerto Rico, Eldorado, Campo Grande y Dos de Mayo, la única que queda en pie es la última; y paradores turísticos en San Pedro, Aristóbulo del Valle y San Ignacio del cual el último todavía funciona como tal. “Ese es un poco el panorama de cómo un arquitecto tan reconocido a nivel internacional, desemboca en Misiones”, precisó Melgarejo.
“Clorindo falleció en 2013 y su estudio se estuvo reconfigurando hasta el día de hoy, trabajando en las obras que quedaron en camino, pero también el estudio empezó a poner énfasis en el rescate de la obra ya construida. Ellos tienen mucho interés en que esto ocurra a nivel país y están trabajando junto con su hija, Joaquina Testa, y su esposa, con quienes conformaron la fundación y la idea del estudio es no solo construir obras nuevas sino también salvaguardar el patrimonio construido”, explicó la especialista en patrimonio, Alina Bistoletti y allí radica también el interés de los herederos del arquitecto por las obras en los municipios misioneros.
Sobre cuál es la impronta que distingue a Testa de otros, especificó: “En las unidades sanitarias y las comisarías el elemento distintivo son las cubiertas de bóveda de cañón corrido que tiene una materialidad de ladrillo visto y hormigón armado a la vista. En el caso de los paradores la morfología está inspirada en una arquitectura que se dispersa en el terreno, lo más apropiado para nuestro clima”.
Y destacó lo importante que es poder contar con información fidedigna que les facilitaron los continuadores de Testa. “Lo importante de tener toda esta documentación original es que cuando se quiere encarar un trabajo de restauración esa es la mejor referencia que se puede tener: los planos y fotos originales y también el asesoramiento del estudio. Y también tenemos todos los detalles constructivos originales que eso facilita mucho si se quiere reconstruir”, sostuvo.
Desde una mirada reflexiva, Bistoletti expuso que “para la provincia creemos que no sólo significa un gran patrimonio construido, algo que tiene valor arquitectónico en sí mismo, sino que lo que tenemos como diferente a otras provincias que tienen obras de él es que tenemos el conjunto de obras, que se pensaron para nuestro clima y la forma de vivir de los misioneros (...) por eso es una pena que en la actualidad ya se hayan perdido algunos de los prototipos”.