“Pedimos por favor que las partes no estén manchadas con marcador indeleble, porque es una tinta que no sale ”, señaló la mujer que se propuso como meta darle ‘nueva vida’ a juguetes que han quedado inservibles, porque han perdido una extremidad o un ojo, entonces ya no se lo quiere más.
“La idea es arreglar lo más posible para que puedan llegar a los niños que no tienen nada para jugar, y por eso son reparados con mucho amor, reciclados y entregados en bolsas de regalo en Posadas y en escuelas rurales del interior, en comedores, en asentamientos”.
Además, de la donación de juguetes o sus piezas, el grupo necesita del apoyo a la tarea solidaria con trabajo voluntario: “No hace falta saber, en el taller es todo imaginación, creatividad y amor por lo que se hace”, dijo. Y reflexionó que “cuando donamos, estamos haciendo un acto de amor, y eso implica que cuando uno da algo para otra persona, en este caso niños pobres, estos chicos puedan sentir que se les da algo que tiene valor y que tiene dignidad”