Misiones, Sunday 8 de November de 2015

Trabajadoras sexuales advierten sobre la creciente oferta de menores de edad y sobre el peligro que corren. También están en contra de quienes venden drogas

La oferta sexual callejera de la capital misionera continúa modificándose y el aumento de la presencia de menores de edad y de la venta de drogas en las habituales paradas de las distintas zonas rojas de la ciudad, marcan una clara división entre quienes aseguran estar en permanente situación de alerta y desamparo de las autoridades.
Las avenidas Uruguay, Santa Cruz y Santa Catalina, siguen cambiando de escenario y protagonistas desde las 21 en adelante y, según los días de la semana, la oferta aumenta con casi todas las trabajadoras sexuales en sus puntos de espera, donde es notoria la presencia de las travestis.
Y en cierta forma, continúan disputándole la noche a las mujeres, que a la vez defienden sus paradas.
Pero la división entre los hombres que se transformaron en mujeres y las mujeres, no sólo es por el espacio de cada una de ellas y por conservar sus habituales paradas y clientes. La presencia de chicas menores de 17 años es cada vez más notorio y siguen demandando que las autoridades intervengan porque “cualquier día va a pasar algo peor de lo que pasa”, advirtieron de uno y otro sector.
Es que, según aseguró Tami S, con cuatro años de vigencia en el mismo sector de la avenida Santa Cruz, “como a ellas la levantan con menos plata y por más horas, a veces ocurre que caen en manos de muchos hombres, las maltratan, les hacen de todo y no les pagan finalmente, y cuando nos enteramos de eso nada podemos hacer y la Policía tampoco nos brinda protección”.
Según la misma trans, oriunda de Gobernador Roca, “la mayoría de ellas (por las chicas de menos de 17 años) vienen de las villas de San Jorge o de San Isidro; sin dudas que tienen necesidades, pero pueden terminar mal”. 
De acuerdo a los últimos registros de distintas organizaciones y asociaciones civiles que reúnen a uno u otro grupo, en Posadas habría alrededor de 600 trabajadoras sexuales, aunque no siempre están todas al mismo tiempo. “Nosotras somos unas 30, siempre estamos en contacto entre nosotras, pero las chicas (por las mujeres) son más, quizás unas 70”.
Según una de las trabajadoras de la avenida Uruguay, el hecho de tanta diferencia entre lo que se dice y lo que existe, responde quizás a la permanente migración de prostitutas y travestis, muchas de las cuales viven en Encarnación o eligen irse a otras provincias.

La venta de “merca”
“Todos saben qué pasa, pero yo prefiero estar sola para no quedar pegada con las que venden”, dijo otra de las mujeres que ofrecen su cuerpo, en clara referencia a las mujeres y travestis que, aprovechando su condición de contacto directo con los clientes nocturnos, tienen disponible cierta cantidad de cocaína.
“Muchas estamos en contra de que vendan en las paradas. Que hagan lo que quieran, pero no quemándonos a nosotras o a las paradas”, se quejaron y volvieron a apuntar sobre el accionar de ciertos policías.
“Lo que pasa es que ellos quieren que nosotras le demos el servicio a cambio de custodia o de ayuda en caso de necesitarlo. Por eso, como muchas no accedemos a sus pedidos, nos quedamos solas, desprotegidas y muchas veces nos viene a bardear mucha gente”, detalló quien dijo apodarse Katy.
Y esos ataques suelen ser de otras mujeres, protagonizando así escenas tan bizarras como absurdas. Es que, según se supo, las esposas de los asiduos clientes de mujeres y travestis, una vez que descubren las andanzas de su pareja, averiguan dónde son las paradas de las chicas en cuestión y, una vez identificadas, “nos sacan fotos, nos dicen de todo y que no busquemos a sus maridos. Es increíble, y después nos escrachan por Facebook”, dijo enojada una de las tantas trabajadoras de la avenida Santa Cruz.

Los cuidados sanitarios
Hasta después de iniciado el 2000, las prostitutas de la ciudad de Posadas, aunque no todas, contaban con el carné sanitario que les otorgaba el Ministerio de Salud Pública, para demostrar que estaban libres de enfermedades contagiosas. 
Pero de acuerdo a lo relatado por varias de las trabajadoras sexuales, en las zonas rojas más definidas de la ciudad “eso hace rato no corre más”, dijeron y una especificó que “no tiene sentido que nosotras nos cuidemos cuando no sabemos qué sucede con los clientes de cada noche, que además -resaltaron- no quieren que trabajemos con el plástico puesto (profiláctico)”.
Precisamente, esas mismas mujeres aseguraron que por lo menos, “cada tanto vienen de Salud Pública y nos entregan bolsas enteras de forros, pero pasa eso, que nadie los quiere usar”.
Desde el Ministerio de Salud Pública, no se pudieron corroborar los dichos de las trabajadoras sexuales y si existe un registro sobre las personas que están expuestas sanitariamente todos los días.
Precios y preferencias
Sobre la avenida Santa Cruz,  donde las travestis lograron imponer su presencia por sobre las mujeres, dijeron que los valores varían, naturalmente, de acuerdo a la fracción horaria. Puede ser desde 30 minutos a toda una noche, pero generalmente el precio se pacta entre los 400 y 500 pesos por un par de horas.
Sobre la avenida Uruguay, las cifras se igualan hacia arriba y es probable, de acuerdo a lo asegurado, una trabajadora del sexo puede alzarse, en una buena noche, hasta más de mil pesos, aunque en algunos casos debe compartir las ganancias con los remiseros/taxistas y con quienes las cuidan durante las horas de servicio.
Una travesti aseguró, algo sorprendida, que Posadas "se está convirtiendo en una ciudad bisexual. Muchos hombres me buscan, pero no es por mi cuerpo de mujer, sino quieren que yo sea activa".
 

30Son aproximadamente las travestis en las calles. Se diferencian de las mujeres mostrándose, generalmente, sobre la avenida Santa Cruz y en sectores de la famosa avenida Uruguay.