Hoy sobreviven 12 familias, varias entre las ruinas de la lujosa y mecanizada yerbatera, que empleó a 400 personas hace unas 4 décadas. Fraudes y sospechas, el comienzo del fin
Mayo de 2011 se deja atrás entrando al pueblo de General Urquiza y más aún se entra en el túnel del tiempo, recorriendo unos diez kilómetros rumbo al río Paraná, para llegar a lo que queda de Puerto Menocchio. El poblado atraviesa su etapa de extinción, unas cuatro décadas después de su máximo esplendor, en la época en donde el oro verde pareciera haber entregado una increíble y generosa oportunidad a más de 400 empleados en medio de una zona que hoy sólo es un montón de sueños olvidados en los rincones de la enorme yerbatera puesta en remate el 6 de diciembre de 1985.
Puerto Menocchio es parte del municipio de General Urquiza, en el departamento de San Ignacio. El municipio fue creado en 1954 con el nombre de Juan Domingo Perón, en ese momento presidente de la Nación y teniendo su primera sede en el por entonces naciente Puerto Menocchio. Pero el golpe militar del año siguiente cambió el nombre del recientemente creado municipio por el de General Urquiza, en honor a Justo José de Urquiza.
En esos años después de la creación del municipio, la yerbatera de los Menocchio empezó a transformar definitivamente la región. Los Menocchio eran los grandes adinerados de la provincia, los que daban empleo a cientos de misioneros y dueños de una empresa tan mecanizada y moderna, que hasta incluía viviendas dentro del enorme predio para algunos de sus empleados de máxima confianza.
En 1920 se tiene registrado como la fecha en la que los primeros Menocchio pisaron suelo misionero. Los abuelos de quien ahora es más conocido como “El gusano” y pasó de ser un “dandy posadeño” a un habitué de las verdaderas películas policiales, fueron los que cimentaron la fortuna de la familia para las generaciones futuras.
Pero todo se iría al diablo en sólo pocas décadas después.
Población rural dispersa…
Puerto Menocchio llegó a ser el motor de la región, en donde incluso funcionaba la municipalidad. No hay fechas exactas sobre cuándo dejó de serlo. Lo cierto es que según el Censo de 2001, ya se consideraba como único núcleo poblacional a General Urquiza, tomando al resto de las colonias o puertos (España, Gisela, Lapacho), como poblaciones rurales dispersas.
Por entonces, General Urquiza contaba con 247 habitantes. Aún no se conocen los datos de estas poblaciones del Censo 2010, pero hay algo que sí se sabe con certeza. En Puerto Menocchio, a mayo de 2011, sólo sobreviven 12 familias y hay una escuela primaria a la que asisten un total de 33 alumnos.
Esa población rural dispersa detallada hace diez años, actualmente es mucho más que eso. Se trata de una población en permanente migración. Muchos no son de la región. Por ejemplo, una de las mujeres que viven en las instalaciones abandonadas de la enorme ex yerbatera de los Menocchio, dijo haber llegado desde Eldorado y que ahora su marido trabaja en Esperanza. “Vuelve cada tanto”, dijo.
Y en otras de las casitas linderas a los viejos y enormes galpones en donde se acumulaban toneladas de yerba, simplemente dos niñas se divertían con pocos recursos mientras su padre estaba de viaje por trabajo y su madre lo hacía en otro punto del desolado pueblo.
En esa población rural dispersa también están los 10 a 12 hombres que trabajan en la Yerbatera General Urquiza, una empresa que ocupa uno de los enormes galpones abandonados por años. Esos hombres no fueron muy detallistas sobre sus presentes, pero según el capataz, las pocas horas que lo hacen por día y por semanas, les alcanza al menos para comer.
Viven cerca de la empaquetadora (por ahora, sólo cumple esa función) del producto que finalmente se lo transporta y comercializa solamente en la provincia de Tucumán.
Quedan pocas viviendas entre la hermosa vegetación plagada de frutas y en esas pocas los mayores están como soportando estoicamente el paso del tiempo. Hay niños y jóvenes, pero no son más de 50.
Como de la nada, de las sombras que hacen más lúgubre la zona desbastada por el tiempo, se dejan ver en lo que décadas atrás era el corazón de la yerbatera, en donde funcionaba la sapecadora, dos mujeres y una niña.
Con cierto temor dejan intentar comprender qué le preguntarían. La de más años, la de las arrugas reveladoras de trabajo y sufrimiento, dijo ser Casimira Cuba y la más joven, Soledad Fernández. Casimira dijo que vive en el lugar hace unos 30 años. Que trabajó en la yerbatera de los Menocchio y que su esposo hacía lo mismo. “Pero el ya murió”, dijo y con la complicidad del silencio siguieron camino hacia la salida hacia quién sabe dónde.
Los '80, estafa, la huida
En los primeros años de los '80, el Establecimiento Yerbatero Menocchio, que contaba con más de 500 hectáreas sembradas, fue acusado de uno de los mayores fraudes de la historia provincial, en perjuicio de la extinta Comisión Reguladora de la Producción y Comercialización de la Yerba Mate. La firma habría vendido yerba que ya había prendado a la Crym. Es decir, se sospechó por entonces que comercializó producción por la que ya había cobrado.
El padre de “El Gusano” fue culpado también de haber cobrado un cheque al descubierto en el Banco Nación por 12 millones de pesos de esa época. Sin embargo, hay quienes creen que Luis Raúl estuvo detrás de esa operación y de otras, que habrían sucedido en esos días.
Lo cierto es que luego de la estafa, que dejó pedaleando en el aire al Mercado Consignatario y a la deriva a los alrededor de 400 empleados de la yerbatera, los Menocchio abandonaron el país.
El escándalo rompió en pedazos la reputación del papá de Raúl, quien incluso había llegado a ser en 1975 presidente del Banco Provincia y hasta legislador.
El establecimiento quebró. En su época de gloria, llegó a tener 600 hectáreas sembradas, un secadero totalmente automatizado, dos depósitos de almacenaje de 40 por 20 metros cada uno, viviendas para el personal, y hasta un puerto propio.
Un gigante arrodillado...
El remate, como bien reza un grafitti cerca de lo que se supone fue la administración, se concretó el 6 de diciembre de 1985.
Desde entonces el predio con las 15 edificaciones de distintos tamaños e importancia, empezaron a caerse a pedazos, ayudados naturalmente por los robos que se fueron dando con los años de abandono y olvido total.
En números
247
habitantes tiene el municipio de General Urquiza, según Censo 2001.
500
hectáreas sembradas de yerba mate tenía por entonces el Establecimiento Yerbatero Menocchio.
La escuela 333 con sus 33 alumnos y una maestra directora
A un costado del camino que lleva a Puerto Menocchio, funciona la escuela 333 Santiago Obregón, a punto de cumplir sus 60 años de vida.
Hasta el año pasado, cuatro eran las maestras que daban clase a los más chicos del poblado al borde de la desaparición. Esa emigración constante de las últimas décadas, se dio nuevamente el año pasado.
“Se fueron todas, quedé yo sola como directora y maestra de los alumnos”, dijo Claudia Barrios.
Claudia es entonces, desde hace un mes y medio, la directora que decidió dar clases por la mañana a 16 chicos que cursan el 5, 6 y 7 grado, mientras que a la tarde, se reparte la actividad para con los 17 restantes alumnos de 1, 2, 3 y 4 grado.
“Cuando se necesita algo, los habitantes van a Santo Pipó, Jardín América o Posadas”, aseguró Claudia, quien aún cree que el pequeño secadero y empaquetadora que funciona en los galpones abandonados tras el remate, “pueda ser el disparador del resurgimiento”.
“El Gusano” de la frontera
POSADAS. Luis Raúl Menocchio, según uno de los últimos reportes de la prensa paraguaya del 30 de enero de este año, “El Gusano” o el también conocido con el alias de “Mil caras”, se asegura que es sospechoso del asesinato de cinco personas en Paraguay y Argentina, todos relacionados con oscuros negocios.
Sin embargo, solo estuvo preso cuatro años. Además de un doble homicidio en nuestro país, fue imputado por evasión.
Según se detalla en la nota del diario ABC Color, el nombre del argentino Luis Raúl Menocchio, fue muy conocido en Paraguay por su vinculación con canales de cable en el departamento Central y una empresa de seguridad ya desaparecida.
Pero adquirió mayor notoriedad en agosto de 2004, cuando surgió como principal sospechoso del asesinato de Eduardo Fidel Maciel, dueño del pub “Puerto Madero” del microcentro de Asunción, y su empleada Graciela Méndez.
Las víctimas desaparecieron en la madrugada del 16 de ese mes y año, y 11 días después sus cuerpos fueron hallados en dos tambores.
Antes de que se encontraran los cadáveres, Menocchio escapó de Asunción y se ocultó en su país. Los investigadores, aunque nunca pudieron comprobar, sospecharon que el problema entre Maciel y “El Gusano” surgió por un negocio de venta de estupefacientes.
El 10 de marzo de 2005, el argentino fue capturado sobre el río Paraná, en Corrientes, a bordo de un lujoso yate.
La Policía lo implicó en el crimen del cineasta Claudio Nozzi, con quien aparentemente se reunió luego de ingresar desde Paraguay a Argentina 10 millones de dólares, presuntamente producto de la venta de algunas empresas, aunque los investigadores sospechan de actividades ilícitas.
“El Gusano” fue a la cárcel, pero al no existir elementos para determinar su culpabilidad, en mayo de 2009 salió en libertad.
El último caso tiene relación con el asesinato del terrateniente Manuel Roseo y su cuñada Nélida Bartolomé, en Castelli, en provincia argentina del Chaco, ocurrido el pasado 13 de enero.
El 6 de este mes, el ganadero vendió 50 mil hectáreas de tierra a Menocchio por 6 millones de dólares, aparentemente bajo presiones.
Testigos y otros elementos involucran a “El Gusano” con el doble homicidio, cuyo trasfondo sería un intento de recuperación del dinero entregado por la compra de la propiedad.