Misiones, Sunday 29 de March de 2015

El último informe oficial indica que en Misiones hay 137 personas desaparecidas, de las cuales 36 son varones y 101 mujeres

“Se lo tragó la tierra”. Una frase metafórica utilizada generalmente cuando no existen respuestas ante la desaparición de alguna persona; pero se sabe que la tierra no se traga a nadie y ese termina siendo el argumento más fácil ante el enorme vacío que genera la deficiencia en las investigaciones para encontrar personas.
Se argumenta como justificativo que se fueron por voluntad propia, que van a volver por su cuenta o que las mujeres son víctimas de trata de personas en algún lugar recóndito del país, pero el fondo de la cuestión sigue siendo la falta de voluntad de las autoridades por encontrar a quienes nunca más volvieron a sus hogares ni dejaron huellas en el camino. 
Pareciera que nunca hay demasiado empeño en conocer sus destinos, mientras del otro lado está el sufrimiento de los familiares, quienes se cansan de peregrinar en soledad con el objetivo de despertar el interés de alguien que los ayude a buscar.
Esa realidad es tan idéntica como preocupante en todas las provincias del país, pero en Misiones la situación es mucho más compleja, al punto que posee el mayor índice de desaparecidos de todo el NEA (Chaco, Corrientes, Formosa), según lo revela el último informe que elaboró la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), que depende del Ministerio Público Fiscal de la Nación y la ONG Acciones Coordinadas Contra la Trata (ACCT).
Los números indican que en los últimos catorce años desaparecieron 137 misioneros (en Corrientes 121, Chaco 120 y Formosa 31) de los que se desconoce totalmente su paradero: esto es, si continúan vivos, si están muertos o si fueron llevados a otros países, aunque oficialmente se supone que están siendo buscados por la Policía. 
De esos casos declarados, 36 corresponden a personas de sexo masculino, o sea un 26 por ciento, en tanto que 101 (74 por ciento) son mujeres -en su mayoría de entre 12 y 18 años-.
Entre ellos están Mario Golemba, oriundo de Dos de Mayo, Miriam López en Candelaria, Aída Cabrera en Posadas, Dante Hawrysz en Oberá, Cristian Sosa en 25 de Mayo y un centenar de otras personas que con el correr del tiempo caen en el olvido y pasan a formar parte de los 6.040 casos de ciudadanos desaparecidos en todo el país.
Esa amnesia colectiva es la que aprovechan ciertos criminales para saberse seguros y seguir obrando con su macabra voluntad, a sabiendas de que la Justicia no pone el empeño necesario en seguir hasta el final las investigaciones pertinentes.

Primer paso
El informe fue realizado como un primer paso en el relevamiento de los casos de desapariciones en todo el territorio argentino y refleja la problemática que existe en el país en materia de búsqueda de personas, donde la elaboración de un padrón de listas, alertas y comunicaciones a nivel nacional figura como el principal desafío a realizar en forma conjunta entre las diferentes instituciones que abordan la temática. 
Según se desprende del estudio, actualmente existen 6.040 -entre niños, adolescentes y adultos- personas que están siendo buscadas. De ese ese total, 3.231 son niñas, adolescentes y mujeres adultas, 2.801 son niños, adolescentes y varones adultos y además existen ocho casos sin referencia de género.
El grupo etario que concentra el mayor número de desapariciones es de 12 a 18 años, con una tendencia más marcada en el caso de las mujeres adolescentes.

Falencias
Desde el Ministerio Público Fiscal de la Nación se advierte la necesidad de la creación de un  registro nacional de personas buscadas, tal como sucede con el Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, que funciona en la órbita del Programa Nacional de Prevención de la Sustracción y Tráfico de Niños y de los Delitos contra su Identidad, dependiente del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación.
En ese contexto, desde ese ámbito se emitieron fuertes críticas respecto de la manera en que el aparato burocrático estatal registra la desaparición de personas, haciéndolo de múltiples maneras porque no hay un protocolo común que estandarice el registro. 
Esto implica que en la mayoría de las provincias la información que se tiene para buscar a una persona es insuficiente, como el caso de Misiones, donde emiten datos básicos a la hora de registrar una desaparición, como por ejemplo el documento de identidad.
El documento oficial señala también las dificultades con el registro de las personas buscadas que fueron encontradas, porque no se actualiza y por ende, aparecen casos de individuos con búsqueda de paradero activo que fueron halladas desde hace tiempo y llevan una vida normal.

Por Cristian Valdez