Misiones, Friday 30 de January de 2015

Referentes guaraníes señalaron que el aumento de las separaciones de las familias altera la organización comunitaria y deja desprotegidos a las mujeres y sus hijos 

Puertas adentro en el pueblo mbya guaraní observan con preocupación cómo se acentúan los casos de madres separadas muy jóvenes, lo que altera la organización tradicional de las familias y deja desprotegidas a las mujeres y a la infancia.
Santiago Escobar, secretario del Consejo de Caciques de Asuntos Guaraníes, señaló que las rupturas de parejas “son una cosa nueva que está apareciendo y que no tiene que ver con la costumbre mbya, donde la familia es la base de la organización comunitaria”; y vincula esta situación directamente con la oleada de chicos y mujeres que llegan a mendigar a las calles de la ciudad capital.
El referente guaraní evidenció que en las aldeas hay pocas posibilidades de trabajo rentado para los varones y que para las mujeres es todavía más difícil tener un empleo, “la salida que tienen las mujeres que quedan a cargo de sus hijos solas es venir a la ciudad a vender artesanías, pero ante la necesidad de comer terminan pidiendo en la calle”.
Esta problemática ya moviliza a los jefes de las comunidades que buscan recuperar el compromiso de la familia y los hogares consolidados para garantizar la crianza de los chicos.
En este sentido, en primer lugar, las comunidades consensuaron enviar a sus policías -que son los referentes de autoridad en las aldeas-, quienes tendrán la tarea de sacar a los niños y adolescentes de las calles y también combatir el consumo excesivo de alcohol.
“Hay cambios de costumbres que están haciendo daño a las familias; vemos que las parejas se unen muy jóvenes y entonces a los dos años se separan”, relató y añadió que “en la tradición mbya, al formar una pareja se contrae una responsabilidad para toda la vida, y el compromiso no es sólo con los parientes sino con toda la comunidad”.
Resaltó el rol de los caciques que deben “trabajar para que estas cosas no se den, que no haya uniones tan jóvenes y apresuradas y que las familias se conformen a conciencia y con un proyecto de vida”, requirió.
Actualmente, hay al menos cuatro familias que adquirieron hábitos urbanos y viven en las plazoletas del centro de la ciudad capital y se contabilizaron al menos quince niños que piden dinero entre los autos o venden frutas.
El relevamiento del Consejo de Caciques también consigna que estas familias vienen de Leoni, Cuña Pirú, San Ignacio y Profundidad.
“Llegan las mujeres con varios niños y algunos hombres, por eso ahora -con nuestra policía mbya- lo que se busca es que estas familias escuchen las enseñanzas y vuelvan a las aldeas, que van a estar mejor que en la calle”, expresó Escobar.

Cambios y educación
El dato que revela la aparición de familias desmembradas dentro de la comunidad mbya sobresale de los estudios que se realizan sobre el conjunto de las 114 comunidades mbya en la provincia, en el marco del plan de fortalecimiento de la calidad de vida de los pueblos originarios que comenzará a implementarse en febrero en la provincia.
Escobar aseguró que el 90% de las comunidades tiene cobertura con los carnés alimentarios que otorga la Provincia, “nuestros niños no aprenden a mendigar en las aldeas sino que eso pasa cuando el jefe de una comunidad no trabaja para contener y educar a todos”.