Misiones, Thursday 17 de April de 2014

Durante la Misa Crismal, realizada en la Iglesia Inmaculada Concepción, del barrio Villa urquiza, el Obispo Rubén Martínez llamó a la reflexión entre sacerdotes y comunidad para entender el camino del sacerdocio. A su vez pidió orar por todos y no olvidarse de los pobres, sufrientes y excluidos.

“Esta misa es para decir gracias a los que están aquí para rezar por todos nosotros y a los sacerdotes que en la cotidianidad van llevando la misión pastoral, el trabajo y el acompañamiento al pueblo de Dios”, expresó el religioso.

Consideró que en los días Santos, “es una buena oportunidad para reflexionar juntos y con los sacerdotes sobre lo que es el sacerdocio ministerial, para que todo el pueblo de Dios tenga una mayor compresión de este don”.

Señaló además que estamos en un momento en donde debemos entender que el orden sagrado forma parte del pueblo de Dios. Marcó que el tema de la dimensión comunitaria es clave para entender la vida sacerdotal. “Muchas veces uno entiende que ese don forma parte de uno, para realizar mi sacerdocio, mi misa y en realidad forma parte de una comunidad y eso es lo que tenemos que entender para poder comprender la vida de un sacerdote. La tarea del sacerdocio se puede llevar adelante solamente en forma colectiva, decía Juan Pablo II y son palabras que no se han usado mucho pero debemos tener bien en claro para poder realizar el camino sacerdotal. A partir de la unión con la comunidad tenemos que saber que nuestra primera relación debe ser con Cristo quien es el único sacerdote de Dios y nosotros formamos parte radicalmente de él”, indicó.

 

El Obispo manifestó también que no se puede entender el sacerdocio si no estamos ligados a Jesucristo Sacerdote, que nos amó, dio la vida y el que se hizo uno de nosotros sin utilizar el poder humano para hacerse presente entre nosotros, “lo hizo como uno más, en un pesebre pequeño, pobre, era la palabra hecha carne que luego la reveló y dio la vida por todos nosotros en la cruz. Esta es una identificación que los sacerdotes tenemos que tener con él”, sugirió Martínez.

Para monseñor “es terrible cuando vamos apropiándonos de algo que no es nuestro, esto puede pasar porque en la rutina de la cotidianidad uno puede pensar que es el centro en lo que hace y en realidad somos instrumentos de lo que él hace, de Jesucristo y sí comprendemos eso se hace más fecundo lo que obtenemos y no por lo externo en la pastoral, sino por los éxitos pastorales, por la donación de nuestra vida y lo que nosotros tenemos que dar en ella”.

Recordó que a veces por el dolor y sufrimiento no pensamos, pero Jesús terminó mal, crucificado y en un fracaso pastoral aparente porque no hubo alguien que lo haya aplaudido por esa acción, solo a su madre y a Juan, “pero ese fue el momento más fecundo en su pastoral. No fue con aplausos, con exitismo”. Parafraseando la Papa Francisco expresó, “en ese aparente momento de fracaso pastoral fue cuando se realizó la redención, la salvación  y en el aparente fracaso murió por nosotros y luego resucitó”.

Indicó que “todo eso de alguna manera pasa en nuestra identificación con Jesucristo, en nuestra vida cuando por ejemplo hacemos algo que a algunas personas les gusta y otras no, pero no importa tanto eso sino que nosotros nos identifiquemos con Jesucristo, ahí está la verdadera felicidad y nuestro gozo. Cuando nosotros queremos apropiarnos de algo que no es nuestro, quizás empezamos a tener aplausos pero a tener insatisfacciones en nuestro corazón y estamos llamados a no ser felices”.

 

Martínez aseguró que “todos estamos llamados a practicar la comunión con el corazón, de ayudarnos el uno con el otro, no que sea solo parte uniforme de una comunión, porque en la Iglesia los que estamos, estamos unidos por un sacramento y ese tiene que ser el ejemplo para todos. Cuando decimos que hay que trabajar en forma conjunta no es una ocurrencia, es lo que está en el sacramento para el bien de toda la comunidad”.

 

Destacó en el mismo sentido: “Cuan bueno es pensar así, que juntos y entre todos podemos hacer mejor las cosas”. Asimismo reflexionó que “que distinto es cuando pensamos en grupitos como pasa en el mundo, cuando nos juntamos para hablar de los demás, cuerearnos en vez de ayudarnos entre todos. Todo eso nos dañaría mucho, ese grupismo de buscar para encontrarnos entre algunos y no para ayudarnos sino para dañarse mutuamente en lugar de hablar del evangelio y la santidad. Esos se da en cualquier ámbito, en los barrios, en los medios de comunicación y no sirve”.

Aconsejó  buscar la hermandad, ayudar a los demás y ser parte del pueblo de Dios. “Es ahí donde empieza el camino de nuestro sacerdocio que Dios no da para poder donar nuestra vida. Por eso es la celebración sacramentalmente de la Última Cena antes de festejar Las Pascuas”, explicó.

 

Sostuvo que “nuestra pastoral no tiene que ser buscar novedad para pasar el rato, para eso hay otras cosas como la televisión, los shows, nuestra pastoral tiene que ser consistente y es así cuando nos donamos en el amor, cuando nos donamos a los demás, es ahí cuando vivimos nuestro ministerio sacerdotal con alegría, así lo dijo el Papa Francisco”.

Afirmó que todos tenemos que salir a evangelizar la palabra de Dios, en las periferias, “no podemos quedarnos solo con nuestro grupo de amigos, pero entre todos los que tenemos que salir a  buscar, siempre tienen que estar presentes los más pobres, sufrientes y excluidos, ahí está la clave de nuestro ministerio sacerdotal”.