Es que si bien desde mayo de 2019 se encuentra vigente la emergencia citrícola, que alcanza a los productores de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Jujuy y Salta,  nada ha cambiado para los trabajadores, que piden mayores impulsos a la producción y comercialización. 

En el caso de Misiones, el panorama es más desalentador aún, puesto que -según los agricultores- no pueden competir con los cítricos que ingresan desde Entre Ríos, los que tienen otra forma de venta que les facilita el ingreso al comercio misionero, desalentando, por su parte, a la producción local. 

En ese sentido, el productor misionero Ricardo Ranger aseveró que el escenario es poco alentador y no vislumbra cambios que produzcan un incentivo. 

“Ya el año pasado perdimos 2 millones de kilos de limones y tenemos en planta un millón y medio de naranjas que no sabemos cómo vamos a vender, no queremos perderlo también”, sostuvo en diálogo con El Territorio. 

Ante este panorama, son varios los productores de Misiones que ya debieron cambiar el rubro y abandonar los cultivos de limón, naranja o mandarina, puesto que ya no son rentables para el comercio. 

No obstante, hay otros cuya producción es más grande y solamente viven de ella, por lo que la posibilidad de cambiar de cultivo es remota.

Al respecto, Ranger explicó: “No podría cambiar de producción porque todas las inversiones que hicimos fue en esto, pero, por ejemplo, si llegara alguien a comprarme todo esto, se lo vendo sin dudar y me voy de la Argentina, acá no se puede trabajar así”. 

Desaliento

De acuerdo a lo que manifestó el productor, “las frutas que ingresan desde Entre Ríos entran de otra manera, ellos pueden traerlos en cajones retornables, es decir traen los camiones y descargan en las verdulerías, regalando prácticamente las frutas. Mientras que nosotros solamente podemos sacar la producción mediante cajas embaladas, y cada caja sale 40 pesos, nuestros costos se encarecen, no podemos competir así”. 

Indicó que esta es una disposición provincial y que ya habló con las autoridades para intentar modificarla y generar nuevos incentivos a los trabajadores del sector. 

“Debemos fomentar la cultura del trabajo, pareciera que a quienes trabajamos y producimos se nos persigue”, insistió. 

Asimismo, indicó que la situación de la citricultura en general es muy mala, teniendo en cuenta que las ventas son muy bajas y las industrias de jugos tampoco producen lo suficiente como para abarcar todo el mercado interno. 

“Nosotros podríamos ser potencia en cítricos, sacando la producción, porque nuestras frutas son muy buenas, pero tenemos costos muy caros y se nos desalienta por todos lados”, manifestó Ranger. 

Al tiempo que ratificó: “Lo único que pedimos es poder competir lealmente en todos los sentidos, la situación ya está planteada y tenemos fe de que pueda mejorar, pero solos no podemos, necesitamos que las autoridades nos ayuden”.