Mientras los pesquisas continúan recabando elementos que permitan esclarecer lo sucedido en el barrio La Cantera, en la familia de Luciano Villalba (18), el joven asesinado el jueves a la madrugada durante un procedimiento policial, persiste el dolor.
Después, el joven aseguró que “como nos alumbraba en la cara y nos estaba molestando, yo fui y lo agarré, empezamos a pelear. Yo le tumbé nomás su moto y después me vine para mi casa. Ahí estuve con mis hermanos hasta que llegó la Policía y cuando salí ellos ya estaban con mis otros hermanos”.
Al tiempo que añadió que “cuando yo me voy corriendo para el otro lado ellos quedaron ahí y los policías empezaron a disparar. Disparaban para pegarle. Yo vi cómo se arrodillaban y disparaban. Después cuando le pegaron a mi hermano ellos siguieron disparando, a mi no me pegaron de casualidad nomás”.
Fue en esa instancia que apareció su madre, Aída Noemí Piris (49), quien intentó socorrer a Luciano, pero el muchacho ya estaba prácticamente sin vida. “Mi hermano muere acá. Mi mamá gritaba que lo habían matado, pero ellos -la Policía- agarraron la camioneta y se fueron nomás con mi otro hermano detenido”.
Las labores fueron supervisadas por el magistrado Miguel Ángel Faría, titular del Juzgado de Instrucción Cuatro, quien inmediatamente después de conocida las circunstancias del hecho solicitó la intervención de ambas dependencias para poder llevar adelante una investigación que no deje nada librado al azar.
A partir de ahí, se podrá individualizar al autor de ese disparo y se avanzará en la determinación de las responsabilidades que podrían caberle a cada uno de los cuatro uniformados que permanecen privados de su libertad. Se estima que las audiencias de declaración indagatoria podrían ser programadas para el lunes.
Según expresó el propio jefe de la Policía, el comisario general José Mazur, los cuatro reconocieron haber efectuado disparos intimidatorios. “Nosotros estamos poniendo todo a disposición de la Justicia. Hay cuatro policías que reconocieron haber efectuado disparos intimidatorios. Se están realizando todas las pericias y todas las medidas necesarias en colaboración con la Justicia para esclarecer lo que sucedió”, dijo Mazur el jueves a la tarde en diálogo con este diario.
De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, todo comenzó el jueves, cerca de la medianoche, cuando la Policía fue requerida por un ciudadano que denunció a dos hermanos del barrio La Cantera por haber intentado robar su motocicleta, aunque la familia asegura que el inicio de todo fue la gresca.
Según la versión aportada por los uniformados intervinientes, una vez llegado al lugar se encontraron con Chueco Piris, un sujeto con varios antecedentes por diversos delitos, y procedieron a detenerlo, aunque allí fueron apedreados y golpeados con palos por un grupo de vecinos que intentó entorpecer el procedimiento.
En el lugar, en tanto, sí se incautaron al menos quince casquillos -además de un cargador casi entero- de una pistola 9 milímetros. Un informe preliminar de autopsia indica que Villalba sufrió un disparo que ingresó por su hombro derecho, le rozó el corazón y salió cerca de la axila contraria.