Internacional, Sunday 26 de May de 2019

Los rescatistas la encontraron con una pierna rota, un menisco desgarrado en una de sus rodillas, quemaduras por el sol y raspaduras, la mujer tuvo que comerse incluso las polillas (mariposas nocturnas) que se posaban sobre su cuerpo debido al hambre que pasaba

Un grupo de rescatistas encontró este viernes por la tarde a Amanda Eller, una instructora de yoga que se encontraba perdida desde hacía 17 días en un bosque dentro de una gran reserva en Hawái, Estados Unidos, donde miles de voluntarios se encontraban recorriendo selvas y arroyos cercanos.

Los rescatistas encontraron a Eller, de 35 años, con una pierna rota, un menisco desgarrado en una de sus rodillas, quemaduras por el sol y raspaduras. Además, estaba desnutrida y muy sucia, pero viva.

"Quería rendirme", señaló la maestra de yoga, ya en un hospital la noche del viernes. "Pero la única opción que tenía era escoger entre la vida o la muerte", añadió.

Eller, que también trabaja como fisioterapeuta, explicó que se perdió mientras exploraba la reserva forestal de Makawao, en el noreste de la isla de Maui, fue forma parte del estado de Hawái, el pasado 8 de mayo, cuando una caminata de 4,8 kilómetros se convirtió en las peores dos semanas de su vida.

La reserva donde se perdió tiene un área de unos 8.100 kilómetros cuadrados, en una zona con alta densidad de acres, barrancos muy empinados, rocas de lava, helechos gigantes y una espesa vegetación que se tuvo que cortar con machetes para buscar a Eller.

La mujer planeaba realizar una "caminata corta" como lo solía hacer. Sin embargo, se salió del camino habitual para descansar, según su propio testimonio, no sabía como regresar a la zona que conocía.

"Quise volver por donde había llegado, pero mi instinto me llevó por otro lado. Yo tengo un instinto muy fuerte. Por eso, cuando dije 'mi automóvil' está p0r aquí, me mantuve firme con mi decisión", detalló.

Eller calcula que aquel primer día caminó desde las 10:30 de la mañana (horario local) hasta la medianoche, buscando su carro. "Escuchaba una voz interna que decía 'si quieres seguir viva, sigue adelante'", señaló.

Las temperaturas en el área pueden caer hasta cerca de los 10 o 15 grados centígrados, además de la alta humedad. Eller había salido a caminar con un top y unos pantalones para hacer yoga, por lo que estaba muy descubierta. Además, había dejado su botella de agua, su celular y su cartera en el coche.

 

En el tercer día de su "desaparición", la policía y los bomberos comenzaron a buscarla, pero Eller ya había abandonado la esperanza de encontrar su camino de regreso y prefirió buscar agua.

Sin embargo, todo empeoró. Eller cayó de un acantilado de unos 6 metros de alto y se fracturó una pierna, además de lastimarse los meniscos de la rodilla. El siguiente día perdió los zapatos en una corriente. A partir de entonces avanzó cada vez más lento.

Mientras la mujer batallaba por sobrevivir y por sobreponerse al dolor, un ejército de voluntarios se lanzó en su búsqueda. Entraron en cavernas, nadaron en lagunas buscando sus restos e incluso mataron una boa para buscar restos humanos en su interior.

Eller, hambrienta, tuvo que comer cualquier cosa. Incluso polillas que se posaban en su cuerpo. En el día 17, Eller escuchó el sonido de un helicóptero. Pero ya lo había escuchado antes, sin buenos resultados. Sin embargo, éste se posó encima de ella. Entonces supo que la habían encontrado.

Los rescatistas habían peinado el lugar en un radio de unos 2,4 kilómetros al rededor del automóvil de Eller, pero en una corazonada, un grupo de ellos llevó el helicóptero más allá.

"La encontramos en una zona muy traicionera", dijo uno de los rescatistas que quiso ir más allá. "Estoy en deuda eterna y abrumada por la cantidad de gente que me ayudó", contó Eller. "Fue bastante milagroso", concluyó.