El llanto fue inevitable. Luego de 107 años, desde ayer la señora existe para el sistema.
La mujer vive en el Kilómetro 11 de Colonia Tarumá, que está ubicada a unos cinco kilómetros de la Municipalidad de Caraguatay. Si bien la edad la encuentra con ceguera, problemas motrices y dificultades en la audición, no ingiere ningún medicamento para levantarse cada mañana. Su fortaleza despierta admiración.
María no tuvo hijos pero contrajo matrimonio en cuatro oportunidades. Es conocida en el lugar por realizar “vencimientos” y otras curaciones. Cuando su último esposo murió, una familia decidió llevarla a su casa y velar por ella, según relataron desde la Dirección de Acción Social de Caraguatay.
Alejandra Soto, titular del Registro Provincial de las Personas, se dirigió personalmente a entregarle el DNI, cuyo acto fue por demás emotivo. 
En diálogo con El Territorio, la funcionaria contó el periplo que protagonizó doña María para abandonar ese estado de ciudadana invisible con el cual vivió siempre. “Se acercaron a la delegación -del Registro- de Caraguatay y desde allá empezamos el trámite. Hace 18 años vive en el pueblo cerca de Caraguatay con esta familia. Elena Scheeren es la señora que la cuida. Hubo varios intentos de trámites pero fallaron”, explicó sin ánimos de señalar responsables, ya  que si la mujer no fue inscripta de niña - hasta los 12 años-, después el trámite se dispara únicamente a través de la Justicia.
Las gestiones se iniciaron en 2014. Sin embargo, estaba frenado porque faltaba declaración de testigos. Toda presentación de inscripción de nacimiento tardía debe ir firmada por un profesional matriculado o en su defecto asistido por un defensor oficial.  
Las últimas estadísticas oficiales indican que son 350 los adultos que por año obtienen por primera vez su DNI, luego de años de haber iniciado el trámite judicial. 
“María pasó por un proceso judicial de inscripción tardía y el Juzgado de Familia Uno de Eldorado se portó excelente. Cuando hubo que tomarle declaración a la señora, el secretario de la jueza se trasladó con mi empleada del Registro de Eldorado, Norma Márquez, hasta Caraguatay. Ella lleva a cabo la procuración de todas las causas de allá y siguió hasta la sentencia el trámite de María”, describió Soto. 

Misión colectiva
Fue una misión colectiva que involucró desde la familia que cuida a María hasta funcionarios estatales y judiciales. De hecho, el día que la llevaron a la delegación de Caraguatay para tomarle las huellas dactilares y fotos, la alzaron en brazos para trasladarla. “Fue realmente maratónico”, calificó la titular del Registro.