Misiones, Thursday 10 de January de 2019

Teodoro Lukasiewicz (64) seguirá privado de su libertad. Es el hombre acusado de asesinar de una puñalada en la espalda y en medio de una reunión familiar a su concubina Laura Liliana Toth (52), la mañana del sábado 18 de agosto del año pasado, en el barrio 25 Viviendas de Gob. Roca.

Su intención de seguir la investigación de la causa en la comodidad de su domicilio se esfumó por completo en razón de que le fue denegado el pedido de prisión domiciliaria que hizo por medio de su abogado, acusando una serie de supuestas dolencias físicas que corrían riesgo de agravarse en caso de continuar detenido.
 
La Junta Médica del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial confirmó algunas afecciones pero determinó que pueden ser tratadas en el ámbito de encierro, por lo que en función de eso el titular del Juzgado de Instrucción Penal Siete, Carlos Giménez, no solamente rechazó la solicitud del beneficio sino que ordenó su inmediato traslado a la Unidad Penitenciaria VI para Procesados y Encausados, ubicada en Miguel Lanús, donde permanece actualmente.
 

Jugó en contra también la fuga que protagonizó el acusado, permaneciendo alrededor de tres días en el monte hasta que lo detuvieron. Por eso, en paralelo, el magistrado dictaminó su prisión preventiva.
 

El peor final
 
El femicidio de Toth ocurrió en medio de una reunión familiar en el que no hubo discusiones, pero sí comentarios cruzados a modo de reclamos. 
 
Es que la pareja vivía en una chacra de Roca Chica y hacía dos años se había mudado al complejo habitacional dado que la mujer debió hacerse cargo de su madre que se encontraba delicada de salud. Eso habría potenciado los reclamos del femicida aunque hacia afuera parecían una pareja perfecta.
 
Justamente, la mamá de la mujer (de 86 años) fue la última en recibir un gesto cálido del asesino. Es que segundos antes de arrebatarle la vida a su hija, la abrazó y le dio un beso en la mejilla. Después caminó hacia la calle, rodeó el auto de un pariente que estaba estacionado en la calle y de atrás lanzó la estocada con un cuchillo de dimensiones similares a un machete. 
 
La víctima no lo esperaba, por lo que no pudo ni siquiera defenderse. La anciana vio a su hija desangrarse antes de que su corazón se detenga y esa confusión fue aprovechada por Lukasiewicz para esconderse en el monte. 
 
Para los que conocían los vaivenes de la relación, fue el punto final a una larga trama de discusiones, reclamos y maltratos. Los testimonios recogidos por los investigadores dan cuenta de un vínculo cada vez más resquebrajado por las reacciones del hombre que fue calificado por sus vecinos como “celoso, impulsivo y violento”.
 

En ese contexto de reclamos y prohibiciones, cuentan que eran cada vez más frecuentes las peleas. Él se imponía y la habría golpeado varias veces aunque esos ataques nunca fueron denunciados.