Misiones, Sunday 20 de August de 2017

Mientras los alumnos se adaptan a las exigencias de la nueva maestra, el Consejo General de Educación (CGE) inició una investigación administrativa para establecer las responsabilidades de los docentes que fueron desplazados del aula satélite de Picada Mandarina,( Campo Ramón.)

Tal como informó El Territorio en su edición de ayer, a raíz del reclamo de padres, la supervisión escolar detectó serias irregularidades en el dictado de clases por parte de una pareja que durante quince años estuvo al frente del establecimiento.
Además de las graves falencias edilicias, ya que no contaban con electricidad ni agua potable, se corroboró que los alumnos de los grados superiores ni siquiera sabían el abecedario, al punto que muchos egresados de la primaria no saben leer ni escribir, tal como reconocieron los propios progenitores.
Ante lo serio e inusitado del caso, los docentes cuestionados fueron inmediatamente desplazados y trasladados a la Escuela 472 de la ITA, núcleo del aula satélite.
En tanto, otra maestra se hizo cargo de los alumnos de Picada Mandarina y en una primera evaluación detectó serias falencias de aprendizaje.
En su descargo, los niños contaron que los maestros rara vez les daban clases y, cuando lo hacían, la actividad se reducía a copiar del pizarrón. Igual, a fin de año todos aprobaban y pasaban de grado.
En consecuencia, según averiguó este medio, las autoridades del CGE aguardan informes preliminares de la directora de la Escuela Nº 472 y de la supervisión, tras lo cual avanzarán en posibles sanciones. “Estos docentes estuvieron quince años en la escuela y no enseñaron nada. Pienso que estafaron al Estado y le hicieron mucho daño a la comunidad, porque los chicos no aprendieron nada”, subrayó José Luis Márquez Da Silva, intendente de Campo Ramón.

Cambios y faltantes
Además de una serie de importantes mejoras edilicias a cargo de la comuna, como primera medida la nueva docente resolvió el cambio de turno, ya que hasta la semana pasada las clases se daban por la tarde.
Por otra parte, pretenden reflotar la cooperadora escolar y el contacto con padrinos de Buenos Aires. También existe preocupación por una serie de elementos que desaparecieron del lugar, como un televisor, heladera, equipo de música y otros. 
“Queremos saber dónde están las cosas, porque los padrinos mandaban y acá no están. Los maestros que estuvieron antes hacían lo que querían y no le rendían cuentas a nadie, pero las cosas de la escuela son de la escuela y queremos que aparezcan”, subrayó Nelson Pagel (56), padre de ex alumnos y de una pequeña de nivel inicial.
Precisamente, en pocos días comenzaría a funcionar el jardín de infantes con una docente para doce pequeños, la mayoría de los cuales actualmente se deben trasladar siete kilómetros, hasta la Escuela 472.