Internacional, Saturday 29 de July de 2017

El bebé Charlie murió en un hospital para enfermos terminales tras la renuncia de los padres a llevarlo a casa

Charlie Gard, el pequeño bebé británico cuya historia ha dado la vuelta al mundo, ha fallecido. "El niño que ha llegado a todo el mundo ha fallecido hoy.

Nuestro precioso hijo se ha ido. Estamos muy orgullosos de el", ha declarado la madre, Connie Yates, en un comunicado emitido por un portavoz de la familia.  La vida de Charlie se extinguió este viernes en un hospital pediátrico para enfermos terminales cuyo nombre o ubicación son secretos por orden judicial. La hora del óbito también se mantuvo en secreto por orden del juez Nicholas Francis que ha llevado el proceso desde el pasado mes de marzo.  Un caso médico y legal que ha tenido repercusiones no sólo en Gran Bretaña, sino también en Europa y Estados Unidos."No hemos tenido ningún control sobre su vida ni sobre su muerte", escriben los padres, Chris y Connie, desolados y decepcionados porque su último deseo, que Charlie fuese trasladado a casa para morir, tampoco lo pudieron cumplir. El hospital se opuso aduciendo que no podían proveer "el cuidado intensivo y permanente que requería Charlie". El Great Ormond Street Hospital de Londres y los padres del bebé han librado una larga y dura batalla por el traslado del paciente a EEUU para que le fuese aplicado un tratamiento experimental.  Charlie padecía una enfermedad genética (síndrome de agotamiento mitocondrial) que la había dejado casi paralizado, sin poder oír ni llorar, y con la visión y el cerebro dañados.Desde enero los padres contaban con el apoyo del doctor Michio Hirano, que sin examinar al niño ni solicitar su historial médico al hospital de Londres, se ofrecía a aplicarle el tratamiento experimental. Tras recurrir a los tribunales británicos, los padres acudieron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que optó por no intervenir y apoyar a los jueces británicos, partidarios de que se desconectase la máquina que lo mantenía vivo. El pasado mes de junio, otros seis científicos internacionales -entre ellos dos del hospital Vall d'Hebron de Barcelona- escribieron una carta al Great Ormond Street Hospital apoyando el tratamiento experimental que iba a aplicarse en EEUU.  Para ello, hasta el Congreso americano concedió permiso de residencia a Charlie y a sus padres. Durante el largo proceso judicial, la hostilidad entre los padres y la abogada del hospital se ha hecho evidente en la sala 50 del Alto Tribunal de Londres. El lunes pasado, los padres renunciaron a continuar al conocer las últimas pruebas médicas hechas a su hijo que concluyeron que su masa muscular estaba excesivamente atrofiada para que el tratamiento tuviese algún efecto.  Estas pruebas se hicieron con el consentimiento del equipo médico de Londres y del doctor Michio Hirano, a quien el juez convocó para que examinase por primera vez al bebé y accediese a su historia clínica.Los padres no han querido que Charlie muriese en el Great Ormond Street Hospital y aceptaron que fuese llevado a un hospital pediátrico para enfermos terminales. Tampoco hubo acuerdo sobre qué médicos lo iban a asistir en las últimas horas.  Finalmente, el juez ordenó el jueves el traslado del bebé y la desconexión de la máquina al poco de su llegada. Los padres, que habían pedido, "unos días" para despedirse, consiguieron unas horas. Connie reconoció el lunes en una emotiva vista judicial entre sollozos que "Charlie ya no cumplirá su primer cumpleaños".