Misiones, Sunday 18 de June de 2017

Si para algunos lectores puede resultar inquietante y apasionante leer en los periódicos las tramas ocultas detrás de un asesinato cometido en su ciudad, imagínese lo que puede pasar por la mente de un detective

Develar un crimen se plantea como un desafío intelectual para muchos de ellos, pero a esa cautivante adrenalina personal de unir y responder incógnitas que sienten hay que sumarle la tamaña responsabilidad profesional que sobre sus espaldas recae.
Quién, cómo, dónde y por qué son las primeras preguntas que un investigador arroja sobre su escritorio al tomar conocimiento de un caso. Reconstruir el iter criminis (camino del crimen) es su principal objetivo y para ello se valen de una conjugación de conocimientos y herramientas con percepciones e intuiciones.
Atar cabos sueltos, unir las piezas de un rompecabezas verídico y nunca descartar nada hasta llegar a la pista clave, a la prueba que puede terminar de esclarecer un hecho. De eso se trata este informe de domingo.
Mientras en la provincia aún retumban las cruentas características que rodean al crimen del sindicalista Pablo Achingo (58), cometido hace menos de dos semanas, El Territorio salió al campo, entrevistó a los protagonistas y también se metió en su rico archivo para volver a exponer casos emblemáticos que se resolvieron gracias a esa pista que surgió tras largos caminos investigativos.
Una huella, una foto, una vaina servida o una máquina de escribir. Todos estos elementos fueron detectados en diferentes escenas criminales que, gracias a la percepción de los investigadores inicialmente y a las labores científicas posteriores, permitieron esclarecer las muertes de la comerciante Ramona Gauto, de la joven embarazada Lorena Basabes y del contador José María Píccoli, entre tantos otros. 
Muchos detectives consideran que los casos recién pueden tomar la calificación de “esclarecidos” cuando hay una resolución judicial contra los acusados, es decir, un juicio y su consecuente sentencia. Justamente, los tres crímenes mencionados anteriormente ingresan en esa categoría y en este informe se podrá conocer el paso a paso de las respectivas pesquisas que condujeron a los acusados a prisión. 
Sin embargo, actualmente en la provincia hay muchísimos otros casos cometidos por feroces criminales que continúan abiertos pero que ya registran notables avances gracias a las distintas labores y pericias investigativas efectuadas. Rastreos telefónicos, seguimientos de GPS y muestras de ADN son algunas de las pericias que permitieron poner en prisión a los acusados del doble homicidio del agricultor Wilson Knasel (52) y su pequeña nieta Ailén Martinelli y del asesinato por encargo de Ángel Altísimo (44) en su casa de El Soberbio, por citar algunos casos.
Sin ir más lejos, en la última semana, en el marco de la pesquisa por el crimen de Achingo, en la que estarían involucraros cuatro hombres y una trabajadora sexual, se utilizó por primera vez en la provincia la pericia de odorología forense, una prueba científica tendiente a identificar huellas de olor a partir de la utilización de canes entrenados. Fuentes ligadas a esta práctica indicaron que el resultado fue positivo y determinante, por lo que se hará en otros casos.