Misiones, Wednesday 26 de October de 2016
 

La historia de Enrique Fleitas es una de esas que merece ser contada porque va, al igual que la de muchos de los chicos que participan de los Juegos Evita, mucho más allá de un resultado deportivo.

Enrique es de Apóstoles, tiene 14 años y desde pequeño siente pasión por las bicicletas, a tal punto que con el paso del tiempo se transformó en mecánico y hoy en día arma sus propias bicis.
“Tengo cuatro bicis armadas por mí, hasta tengo una ‘rebajada’”, sacó chapa este chico misionero que llegó hasta Mar del Plata para representar a Misiones en ciclismo de montaña, con escaso semillero en la provincia.
Enrique, quien cursa sus estudios secundarios en la escuela Santa Bárbara, del barrio 20 de junio, no se dedica al mountain bike, pero se presentó a las competencias en los Juegos Misioneros y tuvo la suerte de ganar y clasificar. Y lo hizo con una playera, una bicicleta no acorde para este deporte.
“Nunca pensé vivir esto, es una cosa muy impresionante. Me emociona poder estar acá, todavía no lo creo. Es un sueño poder competir contra los mejores chicos del país. Me hace sentir demasiado bien y más acordándome de que hay chicos en Apóstoles que no tienen esta oportunidad. Me siento muy orgulloso”, aseguró. 
Antes de subirse por primera vez a la bicicleta profesional que debe usar para competir en los Evita y que le prestó para la ocasión su profesor Aníbal Krauchuk, recordó que “casi me di un golpe la primera vez que me subí a la bici acá en Mar del Plata porque es muy livianita, parece una pluma”.
Pero no sólo la costosa bicicleta (tiene un valor aproximado de 35 mil pesos) para competir en ciclismo de montaña fue algo nuevo y desconocido para Enrique, porque su viaje a La Feliz es el primero que realiza a una ciudad grande del país y porque también tuvo su primer contacto con el mar.  
“El profe me dijo cuando llegamos ‘vamos a tocar la playa’ y yo le dije ‘bueno, vamos a ver qué onda’. Fuimos y primero me dio un poco de miedo por las olas y porque el agua estaba muy fría. No le creía al profe que el agua era salada y cuando la probé no lo podía creer, sólo sal parecía”, dijo entusiasta.
Algunas de las características que se pueden destacar de Enrique son su humildad y agradecimiento para con su profesor Aníbal, una persona que, a pesar de conocerlo hace pocos días, lo está ayudando muchísimo para aspirar a tener un futuro como deportista.
“El profe me forma en cosas a las que yo antes no le daba importancia, como la alimentación y la hidratación. Antes no me cuidaba y ahora gracias a él me estoy dando cuenta de la importancia del cuidado físico”, analizó el adolescente.
Enrique hizo su debut el lunes en Mar del Plata en la modalidad XCM maratón, en la cual luego de un despiste en la cuarta vuelta perdió varias posiciones y terminó en el puesto 27 entre 40 competidores. 
Ayer, en su segunda prueba en cross country, pudo mejorar lo hecho el primer día y terminó en el puesto 18, una marca para nada despreciable teniendo en cuenta la poca experiencia.
“Más allá del resultado yo voy para adelante, con muchas ganas de participar”, señaló. 
“La idea es pasarla bien y dejar todo en la pista”, comentó Enrique,  quien cumplió el objetivo con creces.
 

“Lo nuestro es aprendizaje”Para el profesor Aníbal Krauchuk también es una aventura nueva el hecho de acompañar a Enrique en los Juegos Evita. Aníbal es corredor de ciclismo de montaña y este año fue invitado para transmitir su experiencia a los chicos en los Juegos Misioneros. “Tenemos bien en claro que lo nuestro es aprendizaje, él (Enrique) está muy motivado y muy contento y eso es muy importante. Lo bueno es que él tiene predisposición y me hace caso en todo lo que le digo. Es muy respetuoso”, destacó de su alumno. 
“En Misiones falta semillero, organizarse mejor. Hay que realizar más carreras para que los chicos puedan aprender en su propio pueblo. Ahora hay una nueva energía y la cosa va mejorando, todos nos tenemos que comprometer para que la cosa crezca”, analizó.