Nacional, Saturday 18 de April de 2015

En dos años, se duplicó el presupuesto de transferencias sociales: creció el 111,4%. En 2013 el monto ascendía a $ 74.370 millones y pasó, en 2014, a $ 120.573 millones y, en 2015, a $ 157.209 millones. Pero a fin de año podría terminar en cerca de $ 180.000 millones.

El total de beneficios otorgados es hoy de 18.244.436, pero el número de beneficiarios sería menor, ya que cada uno puede percibir más de un plan social. Pero como el Gobierno no suministra datos existe al respecto una gran maraña informativa.
 
En 2012 se distribuían 17,3 millones de planes, lo cual implica un aumento de 5,23% en tres ejercicios presupuestarios.
 
Así lo reveló un estudio de la Fundación Libertad y Progreso (FLP) coordinado por el economista especializado en planes sociales Hilding Ohlsson.
 
El relevamiento se elaboró sobre la base del presupuesto nacional 2015 de los seis organismos que emiten esas transferencias: la Anses y los ministerios de Desarrollo Social, Trabajo, Planificación, Educación y Justicia.
 
No comprende los planes sociales de las provincias ni los municipios. Los $ 157.209 millones que se transfieren representan el 13,1% del presupuesto de este año, que asciende a $ 1,2 billones, y un 3,57% del PBI actual, de $ 4,4 billones.
 
El efecto de los planes
 
Según el investigador del Observatorio Social de la UCA, Agustín Salvia, el 24,5% de los hogares urbanos de todo el país reciben algún tipo de transferencia social.
 
Salvia, que además es investigador del Conicet y del Instituto Gino Germani de la UBA, dijo a LA NACIÓN que "los planes no ayudaron a disminuir la pobreza, aunque sí contribuyeron a que no crezca la indigencia, que hoy es del 5%, unos dos millones de personas".
 
La ministra de Desarrollo Social del gobierno porteño, Carolina Stanely, dijo que "después de diez años de expansión económica no se ha logrado transformar la situación del núcleo más duro de la pobreza y se ha agudizado aún más la vulnerabilidad de otros colectivos. Como consecuencia, se ha reafirmado la reproducción intergeneracional de la pobreza".
  
Daniel Arroyo, referente en políticas sociales del massismo, evaluó: "La política social está agotada y en los últimos tiempos aumentó la discrecionalidad y el clientelismo".
 
Ex viceministro de Desarrollo Social de Néstor Kirchner, Arroyo confirmó: "Creció mucho el presupuesto en planes sociales, pero también empeoró la situación social. Tenemos hoy 27% de pobreza, 34% de trabajo informal y 1.500.000 jóvenes excluidos".
 
En 2014 se gastaron $ 120.573 millones en transferencias sociales. El salto a $ 157.000 millones implicó una suba de 30,4 por ciento.
 
Pero la cifra podría aumentar hasta diciembre por los anuncios electorales que podría formular Cristina Kirchner, en sus apariciones por cadena nacional. De hecho, hubo una suba de $ 10.000 millones en esos anuncios y podría haber otro salto de $ 20.000 millones hasta el cierre del año.
 
Según una encuesta en focus groups de la FLP y de la consultora Pensamiento Lateral en las villas La Cava, de San Isidro, y 22 de Enero de Ciudad Evita, de La Matanza, sólo el 27% de los consultados consideró que los planes sociales sirven para salir de la pobreza. El 73% opinó que no cumplirán ese fin, pese a que el 60% dijo que son un alivio. Y en esos mismos barrios el 51% declaró que no recibía planes sociales (ver aparte).
 
Los 18,2 millones de beneficios están distribuidos entre 60 programas sociales. La Anses tiene 18 planes, con 13,9 millones de beneficios y un presupuesto de $ 69.701 millones. La suba del plan Progresar de $ 600 a 900 determinó un aumento de $ 7000 millones más. Podría terminar el año con $ 82.600 millones.
 
En el Ministerio de Desarrollo Social se administran 13 programas con 3,6 millones de beneficios, que implican $ 64.797 millones y a fin de año podría llegar a $ 81.000 millones.
 
Los expertos confirmaron que este aumento de presupuesto se contrapone con la falta de resultados.
 
Salvia aseguró a LA NACIÓN que "entre el 20 y 30% de la población está en situación de pobreza y estos planes no ayudaron a disminuirla, pero sí ayudaron a que no crezca la indigencia".
 
Stanley, en tanto, aseguró: "Si bien los programas de transferencias de ingresos condicionados a contraprestación de educación y salud son una herramienta fundamental para garantizar un piso, hay que generar políticas universales con aplicación focalizada".
 
Por su parte, Arroyo agregó: "Los programas sociales no resuelven los problemas por falta de articulación y por incapacidad para llegar a los que están más complicados". Y propuso "una red de tutores; un fondo de crédito para máquinas y herramientas, y un programa de «empalme» entre planes y trabajo".
 
 
 
Fuente: La Nación