Misiones, Friday 27 de March de 2015

Los economistas llaman capital al dinero, máquinas y edificios usados en el proceso de producción. El capital se reproduce con la inversión, y dado que del total de la producción solo puede ser invertido lo que no se consume, existe un vínculo muy singular entre el ahorro y la inversión. De esta manera, el crecimiento del capital dependerá del ahorro. De aquí nace la noción básica de que el ahorro es la base para el progreso y el crecimiento económico. Sociedades más austeras podrán asignar una importante parte de la producción a la inversión y lograrán altas tasas de crecimiento. Sociedades más consumistas dejarán menos recursos libres para dedicar a la inversión y, por lo tanto, crecerán más lentamente.

Sabiendo esto tendríamos que tratar de fortalecer a las personas que ahorran. En un sistema financiero consolidado, las familias ahorran y las empresas invierten, y de esta manera entramos en el círculo virtuoso del crecimiento económico. Pero para comprender como podemos estimular al ahorro, debemos analizar los rendimientos que pueden generar esos ahorros.

Del ingreso disponible la gente consume o ahorra. Hoy es más conveniente consumir que ahorrar.

El sistema financiero cumple dos roles clave en la economía: 1) permite a las familias consumir en el momento más conveniente, prestándoles recursos cuando lo necesitan y facilitando el ahorro para consumir en el futuro, y 2) asigna el ahorro a los proyectos de inversión más productivos. Las instituciones clave del sistema financiero son los bancos y los mercados de capitales.

Las fluctuaciones en la inversión son, en efecto, muy pronunciadas, y en muchos de los casos están guiadas por manías optimistas y perspectivas sombrías. En esta Argentina tan vertiginosa y con el riesgo latente de confiscaciones y con la memoria del corralito y  la persecución de un sector público voraz por recaudar más,  hacen que el sistema financiero no funcione adecuadamente y nadie quiera pasar por el sistema financiero.

Las pequeñas y medianas empresas hoy en día ante la ausencia de un sector financiero consolidado capitalizan esta aversión al riesgo de invertir en los bancos. Por lo tanto están generando opciones de inversión atractivas para los ahorristas.

Las PyMES están creando iniciativas muy interesantes para los pequeños inversores. Las ideas son muy innovadoras y rentables. Estas pequeñas empresas actualmente se están quedando con la demanda insatisfecha del mercado inversor por varios motivos: por un lado las altas tasas de rentabilidad  que proponen, la flexibilidad, transparencia en el manejo de los fondos y por otro lado la seguridad de las mismas. Paradójicamente hoy los ahorristas confían más en las PyMES a la hora de invertir que en los bancos.

Federico Villagra

Lic. en Economía – Carlés Terrenos

[email protected]